El síndrome de la cabaña
La pandemia generada por el SARS-CoV-2 impuso que, para el control de su contagio millones de personas en todas las latitudes restringieran sus movimientos a los limitados espacios de sus casas. Muchos han vivido aislamiento social, confinamiento y cuarentenas, lo que ocasionó reacciones emocionales en los individuos, el nerviosismo y el miedo y la ansiedad les acompañó por varios días, e hizo que muchos buscaran ayuda profesional, pero con el paso del tiempo, resulta que nos adaptamos a vivir en este confinamiento y hasta se siente seguro.
Cuando las personas pasan cincuenta días o más en condiciones de confinamiento puede aparecer el llamado síndrome de la cabaña, que se manifiesta cuando hay retomar la vida cotidiana, los psicólogos, de otras latitudes, están llamando la atención sobre ello.
Se comienza hablar del síndrome la cabaña desde los primeros años del siglo XX, lo padecieron los buscadores de oro en Estados Unidos quienes pasaban mucho tiempo viviendo en cabañas para trabajar, el aislamiento les producía desconfianza y negatividad de volver a la civilización. En el mundo científico, este síndrome no está reconocido como una alteración o enfermedad, pero ha sido utilizado para agrupar en él a los malestares que las personas sienten ante el desconfinamiento.
Son más vulnerables las personas que viven solas y aquellas cuya condición de salud ha hecho que hayan tenido que ser rigurosos en el cumplimiento con el aislamiento, en este caso se encuentran las personas de la tercera edad, también puede aparecer en aquellos que poseen perfiles de personalidad hipocondríacos o ansiosos.
Resulta que estábamos apurados por salir de casa y volver a nuestra vida de siempre, pero ya todo está pasando y ahora les preocupa salir de sus casas, prefieren quedarse en ella, temen perder la seguridad de su cabaña familiar en donde se sienten protegidos, pueden sentirse cansados y un poco apáticos, entonces vuelven a ser presa de la ansiedad que ya había sido resuelta.
Entonces que se puede hacer si aparecen en mí o en algunos de mis familiares estas alteraciones, cuando nos toque salir, lo primero es saber que las salidas deben ser graduales, cortas y relacionadas con actividades agradables, pasear, tomar el sol, disfrutar de la naturaleza. Como las posibilidades del contagio no han desparecido, el cumplir con las medidas de protección, usar el nasobuco, mantener la debida distancia social y lavarnos con frecuencia las manos, nos hará sentir más seguros.
Si te sientes mal entonces debes buscar ayuda psicológica, en el caso de Cuba la línea confidencial, está a tu alcance solo con marcar el #103. Apóyate en las personas que tienes cerca, tu familia, tus amigos. Ten en cuenta que de esta situación excepcional no hay una única manera de salir de ella, es normal sentir miedo, como también es normal intentar superar la situación.
Recuerda que el síndrome de la cabaña, no es un trastorno psicológico, sino una reacción normal ante el desconfinamiento. El aislamiento es una necesidad pero no es una condición de vida, la vida te espera más allá de la casa.
MSc. Gladys Ivette Maynard Bermúdez
Profesora de Psicología de la Universidad de Ciencias Médicas Guantánamo