Mariana Grajales Cuello: paradigma de la mujer cubana

El legado de Mariana Grajales Cuello, legendaria mujer proclamada por los cubanos como la Madre de la Patria, figura entre las pesquisas de la Doctora en Ciencias de la Salud Anselma Betancourt Pulsán, Heroína del Trabajo de la República de Cuba y acuciosa investigadora de la Universidad de Ciencias Médicas de Guantánamo.

La también Directora del Consejo provincial de Sociedades Científicas de la Salud evocó en una ponencia los valores éticos y morales que el matrimonio de Mariana y Marcos Maceo cultivó en sus hijos, los cuales perduran en la idiosincrasia de los cubanos y son fomentados hoy en la educación de niños, adolescentes y jóvenes.

Betancourt Pulsán concluyó que “la concreción de los valores de Mariana, intrínsecos en la sociedad cubana actual, emana de su acción y se consolida en la Patria socialista e internacionalista.

“Debemos recordar lo expresado por el Padre Félix Varela Morales al respecto: Los valores se construyen ejerciéndolos y no conversando sobre ellos. La única forma de transmitirlos es el ejemplo.                                            

“Mariana supo dirigir la educación de sus 13 hijos. Logró que todos cultivaran las mismas virtudes: forjar la vida en el trabajo, la laboriosidad, bajo el precepto de que, sin constancia en el esfuerzo, la persona más dotada no logra grandes metas.

“Caracterizaron a Mariana y su familia méritos como la responsabilidad, cuando todos ellos respondieron al llamado de un ideal, un valor tan elevado que constituye la clave que anima y sostiene todo el edificio de los valores.

“En ella cobran también especial relevancia la honestidad, valentía y dignidad, las cuales tienen una expresión concreta en uno de los hechos más conmovedores de su personalidad: su estremecedora actitud cuando hizo jurar a su esposo e hijos, de rodillas ante la imagen de Cristo, que lucharían por la Patria hasta la muerte.

“Siempre en pie de guerra durante 10 años en la encarnizada contienda de 1868 en contra del poder colonial español, Mariana se ocupó de la cura y alimentación de los heridos, andando con los pies sangrantes por la manigua y escarpadas montañas.

“Nunca buscó para ella mérito alguno, ni para su esposo e hijos, de ahí su ejemplar modestia. No quería «llantos», sino respuestas frente al enemigo cuando un hijo propio o de cualquier otro cubano caía en combate o era fusilado por el ejército español, por lo que en ella y su prole se destaca el valor patriotismo.

“Firmada la paz del Zanjón en 1878, desde las montañas guantanameras Mariana alentó la rebeldía indomable del General Antonio en la histórica Protesta de Baraguá, mientras atendía la recuperación de su hijos Rafael y Tomás, heridos en combate”.

¿Cómo trasciende hasta nuestros días la grandeza de una mujer como Mariana?

“Fue grande no solo porque gestara y pariera héroes, sino también porque educó a sus hijos para que tomaran la senda que condujera a la consecución de la libertad de Cuba. Pese a su condición de mujer negra, humilde y analfabeta, predicó desde el hogar con ejemplar conducta humanista, frente a un medio que le fue totalmente hostil.

“Su ejemplo acompañó a las féminas que participaron en la lucha guerrillera, en la Sierra y el Llano, en la clandestinidad y, luego del triunfo de la Revolución, en cada una de las tareas inmediatas. Las herederas de Mariana fueron distinguidas por tres rasgos fundamentales: unidad, autenticidad y apoyo irrestricto a la Revolución.

“La presencia de la mujer, con entusiasmo y fe infinita en cada obra emprendida por nuestro pueblo en esos difíciles, pero gloriosos años, contribuyeron a los indiscutibles logros en la educación, salud, cultura, deportes y la ciencia.

“Miles de colaboradoras cubanas, como muestra de solidaridad con otros pueblos del mundo, trabajan en los rincones más apartados, lejos de sus seres queridos, poniendo en riesgo sus propias vidas. Ellas llevan consigo los valores de la Madre de todos los cubanos: Mariana.

“Su figura es el máximo símbolo de la mujer cubana desde la manigua redentora, quien con su ejemplo eterno de firmeza y tenacidad, de valor y sacrificio, enfrentó cada una de las batallas por la libertad y la justicia, hasta hacer realidad los sueños emancipadores del pueblo cubano.

“Nuestra Mariana, misericordiosa y compasiva, firme e inclaudicable, es una de las grandes mujeres en la historia de la Humanidad. La concreción de sus valores, intrínsecos en la sociedad cubana actual, emana de su acción y se consolida en la Patria socialista e internacionalista.

“A la luz del presente, tenemos a Mariana no entre nosotros, sino en nosotros, y eso significa tener su ejemplo en nuestra conducta, su espíritu en nuestro pensamiento y corazón”.

Fuente: Grupo de Comunicación Institucional

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Fel@
3 años después

Dra. Anselma usted es una Mariana de estos tiempos.

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